Manifestación. |
Hoy
día 28 de enero, varios cientos de militantes de diversas organizaciones
nacionales se han echado a las calles contra la infame sentencia del
Supremo que obliga a 14 patriotas entrar en prisión, por el único
delito de protestar frente aquellos que alteraban el
orden constitucional, esos secesionistas que continúan con su proceso
ilegal que terminará por enfrentar a los españoles unos contra otros, mientras se
frontan las manos con el dinero saqueado y la renta electoral fruto de
multimillonarias campañas de manipulación en cada ámbito de la sociedad. Pagadas con nuestros impuestos eso si.
La sentencia de Blanquerna ha dejado en evidencia, una vez más, que este sistema va a por todo aquel que ose defender a España. No importa que se defienda de forma pacífica, no importa que se haga a través de las letras o no importa que sea realizando simplemente labores sociales de ayuda a los españoles, pese a ser este mismo sistema el que los abandona. No importa ya, los delinqüentes son los que mandan.
Comentábamos en pasados artículos la extrema necesidad que clama España para ser liberada de los poderes ocultos que la oprimen. El clamor comienza a ser ya popular, y miles de españoles empiezan a despertar cuestionándose lo que durante décadas se le ha impuesto en nombre de la magnífica democracia que por suerte hoy disfrutamos. Magnífica democracia que ha vendido el futuro de España y los españoles en una espiral de continúa pobreza general y corrupción institucionalizada. Con el beneplácito también de un pueblo sumiso que aún espera, sin saberlo, la llegada de los patriotas para poner fin a tanta humillación.
También comentábamos que aunque todo parecía perdido, la mejor juventud de España está marcando el camino de como se han de hacer las cosas, que básicamente consiste en hacer todo lo contrario hecho hasta ahora. ( ver )
La sentencia de Blanquerna ha dejado en evidencia, una vez más, que este sistema va a por todo aquel que ose defender a España. No importa que se defienda de forma pacífica, no importa que se haga a través de las letras o no importa que sea realizando simplemente labores sociales de ayuda a los españoles, pese a ser este mismo sistema el que los abandona. No importa ya, los delinqüentes son los que mandan.
Comentábamos en pasados artículos la extrema necesidad que clama España para ser liberada de los poderes ocultos que la oprimen. El clamor comienza a ser ya popular, y miles de españoles empiezan a despertar cuestionándose lo que durante décadas se le ha impuesto en nombre de la magnífica democracia que por suerte hoy disfrutamos. Magnífica democracia que ha vendido el futuro de España y los españoles en una espiral de continúa pobreza general y corrupción institucionalizada. Con el beneplácito también de un pueblo sumiso que aún espera, sin saberlo, la llegada de los patriotas para poner fin a tanta humillación.
También comentábamos que aunque todo parecía perdido, la mejor juventud de España está marcando el camino de como se han de hacer las cosas, que básicamente consiste en hacer todo lo contrario hecho hasta ahora. ( ver )
No es hora de vivir constantemente anclados en el pasado reviviendo una y
otra vez antiguas rencillas. Por el contrario, antiguas y nuevas
generaciones han recorrido hoy las calles de Madrid como un solo hombre.
Por una sola causa común. Bajo la bandera de España, limpia, la de
todos los españoles. ¡Que nuestros enemigos consigan unir en nuestras
filas todo aquello que nosotros no hemos sabido!
Se ha dado el primer paso al frente, pero no nos engañemos, la unidad no
es fin sino causa. Y corresponde a todos los patriotas en general, y
los dirigentes en particular, saber estar a la altura de las
circunstancias. La juventud clama revolución y solo se puede conseguir
con el respeto y el esfuerzo de todos y cada uno. Quién solo esté
dispuesto a echar tierra y marear la perdiz no puede ser
un obstáculo en nuestro camino. Nadie es imprescinsible pero cada uno de nosotros es
fundamental y si sabemos remar en la misma dirección pronto
conseguiremos dar a España la oportunidad que merece. Y ya no es hora de
otra cosa que de construir el movimiento con la única mira puesta en el
futuro, sin perder tampoco la vista atrás, pero solo para aprender de
nuestros errores.
Hoy varios cientos de españoles son los que han recorrido las calles de Madrid. Pronto seremos miles en causa común. Y pronto cientos de miles los que nos acompañarán en nuestra lucha. La oportunidad histórica que se nos presenta ante nuestros ojos, debe estar desde ya en nuestro fijamiento perpetúo, sin cegarnos ningún tipo de personalismo ni dogmatismo excluyente que impida a la juventud española hacer la revolución. Solo de nosotros depende. Sino lo hacemos nosotros ya se encargaran otros de aprovecharse de todo lo perdido.
Hoy varios cientos de españoles son los que han recorrido las calles de Madrid. Pronto seremos miles en causa común. Y pronto cientos de miles los que nos acompañarán en nuestra lucha. La oportunidad histórica que se nos presenta ante nuestros ojos, debe estar desde ya en nuestro fijamiento perpetúo, sin cegarnos ningún tipo de personalismo ni dogmatismo excluyente que impida a la juventud española hacer la revolución. Solo de nosotros depende. Sino lo hacemos nosotros ya se encargaran otros de aprovecharse de todo lo perdido.
AM
Garra Hispánica
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